Recuerdo el instante en el que decidimos ser amigos para
toda la vida.
Hemos estado ahí el uno para el otro: cuando murió su madre,
cuando se mudó al otro lado de la ciudad, cuando entré al equipo de futbol
americano, cuando mis padres comenzaron a pelear.
A veces me preocupa que no exista el «por siempre», que en
un minuto o en un segundo todo se evapore y no haya vuelta atrás. MORGAN Sé que
un cumpleaños debería sentirse como un nuevo comienzo, pero este cuerpo y esta
vida me asfixian.
Mi padre se preocupa más por el equipo de futbol americano
que por mí, extraño a mi madre más que a nadie y tengo un secreto que no le
puedo confesar a mi mejor amigo.
Quizás algún día pueda ser la persona que quiero ser y por
fin pueda mostrarme al mundo tal cual soy, como ella y no como él. ¿Cuándo
llegará el momento en el que pueda confesárselo a Eric?
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